Sus apreciables disculpas de días posteriores no dejan de ser una muestra del poder del súper-yo ( sigamos con las estructuras psicoanalíticas ), esa conciencia moral que nos marca las barreras que no debemos traspasar. Súper-yo que sólo es vencido cuando el artista actúa como tal, desarrollando obras planificadas cuidadosamente bajo el poder de la idea, del concepto, en pleno triunfo de esa razón luminosa que, por mucho que se niegue, no nos abandona nunca en la práctica artística.
Pero si alguien busca la autenticidad, entendida como visceralidad, instinto, deseo o cualquier desecho proveniente del cuerpo, sin duda le parecerá que la ‘aportación’ más importante en la obra de Karmelo fue la realizada la tarde del 27 de febrero en Bilbao delante de dos fotografías mías, impresas con tintas pigmentadas sobre papel libre de ácido y expuestas sin cristales, para que se vieran mejor.

detalle
No costará encontrar información sobre la obra de Karmelo a cualquiera con un google en la mano.